¿Sabes que Portugal ha sido elegido Mejor Destino de Europa en 2019? Y fue Mejor destino del Mundo en 2018. Así que si todavía no te has dejado caer por su capital, Lisboa, estás tardando.
Porque la ciudad, que presume de tener 290 días de sol al año, es un destino turístico de moda. Lo tiene todo: buen clima, gastronomía, museos, un casco histórico espectacular, ambientazo nocturno y, en general, una calidad de vida envidiable…
- Idioma: Español – Duración: 2,5h
- 9.579 opiniones [9,5]
¿Cuál es el secreto? Que ha sabido modernizarse y lanzarse a las nuevas tendencias europeas sin perder ese puntito demodé y decadente que la hace tan atractiva. Es moderna y bohemia. Tradicional y vibrante. Una ciudad para enamorarse de ella y con un montón de cosas que ver.
Guía de viaje
Los 10 lugares imprescindibles que visitar en Lisboa
En esta lista que hemos elaborado con detalle encontrarás los 10 mejores lugares que visitar en Lisboa según su popularidad e interés.
1. Alfama y Castillo de San Jorge
En cuanto uno pone el pie en Lisboa, lo primero de la lista es sumergirse en la Alfama. Y digo sumergirse porque la experiencia de callejear por uno de los barrios más famosos de Europa es única: está tan llena de detalles que aunque se visite una, dos o cinco veces, siempre habrá rincones que no hayamos visto.
Es una zona de mucho trasiego, que aumenta a medida que te acercas al Castillo. Terrazas, restaurantes, puestos de artesanía, música en la calle… La Alfama también es buen lugar para conocer locales de fado al caer la tarde.
Lo más fácil es partir desde el barrio de la Baixa y empezar a subir. Si no te animas a caminar puedes buscar en la plaza de Martim Moniz la salida del famoso tranvía 28, que irá a tope de turistas pero te ahorrará algunas cuestas si te bajas en Porta do Sol, la parada más cercana al castillo.
Otra opción para ahorrarte la caminata es coger el Elevador do Castelo que te lleva desde la Baixa (Rua dos Franqueiros) hasta los alrededores del castillo.
- Idioma: Español – Duración: 2,5 h
- 37 opiniones [9,3]
El Castelo de São Jorge se encuentra en la colina del mismo nombre, en la parte superior del barrio de la Alfama. Data del siglo XI y es uno de los principales reclamos turísticos de Lisboa. La foto más clásica es la del arco de entrada. A partir de ahí merece la pena pagar para continuar la visita. Los jardines son una preciosidad, y las vistas desde distintos puntos de la muralla son las más espectaculares que vas a encontrar en toda la ciudad.
2. Catedral (Sé de Lisboa) y alrededores
Otra estampa inconfundible de la ciudad es la fachada de la Catedral, la Sé de Lisboa, también conocida como Santa María la Mayor. Si hemos subido ya en el 28 la habremos visto al pasar, a la derecha, justo antes de una tremenda curva que el tranvía suele tomar con bastante agilidad. Esa cara, la más conocida, tiene dos características torres a ambos lados y un enorme rosetón en el centro. La construcción data del siglo XII, aunque sufrió varias remodelaciones y tiene huellas de varios estilos, románico y gótico fundamentalmente.
Ya que estás en la parte baja de la Alfama puedes aprovechar para un paseo por la zona más cercana al río. Solo a doscientos metros está la Casa dos Bicos, sede de la Fundación José Saramago, con su llamativa fachada llena de picos (o bicos, en portugués). Puedes consultar qué exposiciones o eventos culturales coinciden con tu visita aquí.
Toda la zona ha sido rehabilitada recientemente y está salpicada de pequeños restaurantes muy agradables. Si sigues caminando en dirección oeste, a menos de ocho minutos tienes el Museu do Fado, otra visita interesante donde es posible encontrar eventos de música en directo, según la programación.
Otros diez minutos y llegas al impresionante Panteón Nacional. Si callejeas un poco verás puestos de venta de cachivaches. Es que estás muy cerca del Campo de Santa Clara, ubicación oficial de la Feira da Ladra (o de la ladrona) un mercadillo que se celebra desde el siglo XIII, en el que es posible encontrar objetos curiosos y antigüedades. Merece la pena conocerlo.
3. Plaza del Comercio (Praça do Comércio)
Sin duda la entrada más espectacular es llegar por la Rua Augusta, peatonal, y pasar bajo el gran Arco del Triunfo (que, por cierto, tiene un precioso mirador en la parte superior al que se puede subir por pocos euros).
La Plaza del Comercio es muy especial para la ciudad. Está situada en la antigua Plaza del Palacio, porque allí se ubicaba el Palacio Real antes de que se lo llevase por delante el gran terremoto de 1755.
La restauración de la zona simbolizó el renacer de la capital en ruinas y se llevó a cabo en tiempos del rey José I, que es el que verás en la estatua ecuestre central. Se dice que el nombre de la plaza se eligió en agradecimiento a los comerciantes que aportaron fondos para la reconstrucción.
Actualmente, veremos una enorme explanada rodeada de soportales encolumnados por tres de sus lados. El cuarto, situado al sur, linda con el río.
Si nos acercamos a la orilla veremos el Cais das colunas (o Muelle de las columnas). Se trata de una escalera de mármol que acaba en dos columnas que literamente se meten en el río. Antaño atracaban los barcos para que las personalidades pudieran hacer su entrada a la ciudad.
- Idioma: Español – Duración: 3h
- 319 opiniones [9,6]
Hoy, el lugar se llena por las tardes de gente que se sienta en las escaleras para contemplar la puesta de sol sobre el río Tajo desde un lugar privilegiado. Si queremos caminar un rato, el Paseo Marítimo Ribera das Naus, está lleno en verano de puestos ambulantes con comida y bebida.
4. Plaza de D. Pedro IV (el Rossio) y alrededores
Si vas a quedar con alguien en Lisboa, es probable que lo hagas en la Plaza del Rossio, que es como la conoce todo el mundo (aunque en los mapas aparece como Praça D. Pedro IV).
Lo primero es darse una vuelta completa. Verás que está sembrada de terrazas, las clásicas pastelarias, y algún local mítico por el que merece la pena asomar.
Uno de ellos es el Café Nicola, que reconoceremos por su preciosa fachada y que antaño fue lugar de reunión de intelectuales y artistas; hoy, todo un símbolo del espíritu lisboeta de la Baixa. Si nos gusta el café que sirven, es interesante saber que la marca Nicola puede comprarse en los supermercados.
Otro lugar para conocer es la licorería A Ginjinha. Está en la parte norte de la plaza, a unos pasos del Teatro Nacional Doña María II. La entrada es discreta y si no vas atento se te puede pasar. Si vas a hora punta, te darás cuenta por la cantidad de gente que hay por fuera con un vasito pequeño, catando el famoso licor de ginja.
La zona está sembrada de restaurantes y terrazas para comer a precio de turista. Si quieres pagar un poco menos, puedes echar un vistazo a las casas de comidas que hay por las callejuelas detrás del Teatro. Sitios para gente local, con platos sencillos y económicos en pleno centro.
Y lo último: una visita a la estación del Rossio. Aunque está completamente modernizada, la fachada tradicional de estilo manuelino (de esto vas a ver mucho en tu visita a la ciudad), con sus dos puertas en forma de herradura, es una de las fotografías que hay que sacar.
Te recomiendo que vayas atento a los escaparates. Aún se pueden ver muchos comercios tradicionales, antiguos y preciosos, que resisten el envite de las franquicias.
5. Chiado y elevador de Santa Justa
El elevador lo encontraremos a pocos metros de la Plaza del Rossio, en dirección a la Plaza del Comercio, y su imagen es una de las postales más conocidas de la ciudad. Se trata de un ascensor vertical, encajado entre edificios, que une dos niveles de la ciudad: la Baixa con el Chiado.
Con sus 45 m de altura, es un ejemplo de arquitectura industrial (se le atribuye a un arquitecto francés discípulo de Eiffel) y en su cima tiene varios “pisos”. El ascensor te deja en uno que comunica mediante pasarela con las inmediaciones del Monasterio do Carmo. Pero si subes más, hay un mirador. Y en el nivel superior, una terraza. Imagina qué vistas.
Una cosa que es imprescindible saber al pisar el Chiado es su historia reciente, porque seguro que en la visita encontrarás alusiones (libros en los escaparates, postales). El barrio ardió en 1988. Fue un incendio de enormes dimensiones que arrasó el barrio histórico casi por completo. El país se volcó en la restauración y hoy está totalmente recuperado.
- Idioma: Español – Duración: 50 min
- 31 opiniones [9,4]
Como te lo vas a recorrer paseando, seguro que pasas por la Rua Garret, porque los pies te llevarán hasta ella. Es una de las más concurridas. Fíjate en la cantidad de tiendas, algunas muy variopintas. Entra en la Librería Bertrand y en la Librería Sá da Costa y piérdete un rato entre sus estantes.
Y es obligada la foto con Fernando Pessoa (o su alter ego en bronce) justo delante del famosísimo Café A Brasileira.
6. Barrio Alto y Convento do Carmo
Si lo llaman “alto”, por algo será. Hay que prepararse para callejear cuesta arriba por ruas estrechas y empinadas, si se quiere conocer uno de los barrios más de moda de la ciudad y el primero que te van a recomendar para salir por la noche.
Está pegado al Chiado, así que si vienes de ahí es simplemente continuar la ruta. Si subes desde la parte baja y no quieres cansarte mucho puedes tomar el Elevador da Gloria, desde la Praça dos Restauradores. O el Elevador da Bica, que te deja en el Largo Calhariz, al comienzo del Barrio.
Ruidoso, festivo, con una interesante mezcla de gentes, edades y ambientes… Si viajas con idea de descansar quizá no sea el barrio más adecuado para pernoctar, porque la fiesta dura varias horas y puede resultar un poco follonero, pero si entre tus planes está salir de fiesta, no dudes en alojarte en esta zona.
- Idioma: Español – Duración: 4h
- 15 opiniones [8,1]
Aunque hay locales muy interesantes repartidos por toda la ciudad, aquí es donde empiezas después de cenar. Está plagado de sitios pequeños que de día pasan desapercibidos pero de noche se llenan hasta atrás. De hecho, por eso las calles están a tope, porque es normal estar fuera tomando una copa.
Aquí conviven vestigios de la Lisboa tradicional con locales modernos que marcan tendencia y son responsables en parte de que la ciudad sea ese destino cool. En el barrio se han creado nuevos comercios con lo último en diseño, moda y tendencias. Si quieres una sesión de compras escapando de las franquicias, es un sitio para darse una vuelta.
También hay visitas culturales, por supuesto, aunque lo más representativo quizá sea el Convento do Carmo, lindando con el Chiado. Durante el gran terremoto quedó en ruinas y hoy, los arcos góticos recortándose en el cielo de Lisboa son uno de los perfiles más característicos de la ciudad.
7. Monasterio de Los Jerónimos
El barrio de Belém está un poquito alejado de la zona más céntrica así que para llegar lo recomendable es utilizar el transporte público. La visita va a merecer muchísimo la pena, porque en un tramo de aproximadamente dos kilómetros (media hora caminando) hay una notable concentración de cosas para ver.
Una de las “imperdibles” es el Monasterio de Los Jerónimos de Belém. Es Patrimonio de la Humanidad y uno de los orgullos de la ciudad de Lisboa. Una vez más, es de estilo manuelino, llamado así en honor al rey Manuel I. Las construcciones manuelinas que verás a lo largo de tu visita están vinculadas a la etapa de los grandes descubrimientos, y se consideran ejemplo de la riqueza del Renacimiento en Portugal.
- Idioma: Español – Duración: 3h
- 285 opiniones [9,9]
Una vez en el monasterio podemos ver la iglesia y el claustro. Ambas merecen la pena pero sin duda la que más impacta es el claustro. Era un espacio destinado a la oración, en dos plantas, decorado con motivos marítimos. La riqueza de todo el conjunto resulta impresionante.
Por cierto, en Los Jerónimos encontrarás la tumba de personajes clave en la historia de Portugal, como Vasco de Gama o Luís de Camões, y desde 1985, Fernando Pessoa.
En un ala del monasterio se encuentra también el Museo Nacional de Arqueología. Se pueden comprar entradas conjuntas que permiten varias visitas y resultan más económicas.
Al ladito mismo del monasterio hay que hacer una parada en la Rua de Belém y llevarse una muestra de los famosos pasteles del mismo nombre. Reconocerás el lugar enseguida por sus característicos toldos azules… y la inevitable cola por fuera del local.
8. Torre de Belém y Monumento a los Descubrimientos
Y sin salir del barrio de Belém, hay dos cosas más que tienes que ver.
La Torre de Belém y el Monumento a los Descubrimientos se meten siempre en el mismo pack porque están muy cerca, poco más de diez minutos caminando a orillas del Tajo.
El primero que nos encontramos es el Monumento a los Descubrimientos (Padraõ dos Descobrimentos). Se trata de una construcción moderna de 56 m de altura, levantada por orden de Salazar a mediados del siglo para conmemorar el V Centenario de la muerte de Enrique el Navegante.
La estructura representa una carabela que mira al horizonte, en cuya base reúne a algunos de los protagonistas de esa época: navegadores, cartógrafos, artistas… Todos ellos protagonistas de una época importante para Portugal: la expansión en ultramar.
Desde arriba tienes vistas privilegiadas del Puente 25 de Abril. Y no olvides mirar al suelo: en el empedrado, una enorme Rosa de los Vientos y un mapamundi.
La Torre de Belém era una fortaleza antigua, levantada con fines militares. Lo más llamativo es su ubicación: está en el agua y se accede a ella por una pasarela hasta una puerta levadiza. También es Patrimonio de la Humanidad y otra vez ejemplo de estilo manuelino.
Como curiosidad, trata de localizar en la base de la torre la figura del rinoceronte, representación de uno que mandaron a Lisboa como regalo al rey Manuel I. Era el primero de su especie que se veía en Europa y causó un enorme asombro.
9. Parque de las Naciones
Para conocerlo hay que ir a la zona noreste de la ciudad y lo más sensato es que para llegar utilices el transporte público. Si vas en metro, te bajarás en la Estación de Oriente, diseñada por Santiago Calatrava. Te llamará la atención sobre todo la cubierta, un luminoso entramado de cristal y acero blanco.
Una vez allí veremos que estamos en una Lisboa completamente distinta. Aquí se celebró la Expo 98. Todo son espacios abiertos y modernos que la gente aprovecha para pasear, hacer ejercicio y todo tipo de actividades de ocio al lado del río. Acercarte hasta aquí te resultará relajante y te sacará un rato de la algarabía de las calles céntricas.
Allí está el enorme centro comercial Vasco de Gama, muy frecuentado por los lisboetas. También vamos a encontrar un montón de restaurantes y bares.
Hay actividades interesantes en la zona. Verás el impresionante Oceanário de Lisboa, el Pabellón del Conocimiento, un museo interactivo dedicado a la ciencia. ¿Y te animarías a un viaje en teleférico? Es un trayecto bastante corto, aunque las vistas desde lo alto siempre tienen su punto.
Precisamente desde aquí se accede al Puente 25 de Abril, considerado el más largo de Europa por sus 17 km de longitud. Si puedes, crúzalo para sentirte por un momento circulando en medio del mar. Y si puedes hacerlo atardeciendo, mejor que mejor.
10. Miradores de Lisboa
Los miradores que encontrarás dispersos por la ciudad merecen una mención aparte.
Además de darte una excusa para descansar un rato, todos tienen en común que ofrecen vistas elevadas de la ciudad (que, no lo olvidemos, se levanta sobre colinas). Y eso, solo eso, ya es un espectáculo.
Por eso, aunque ahora te voy a nombrar los más conocidos, mi recomendación es que cuando te encuentres uno te detengas un momento. La vista de los tejados lisboetas extendiéndose hasta el río es impagable, da igual desde donde se mire.
- El de Santa Luzia es uno de los más nombrados. Está en la Alfama y tiene un trasiego constante. Aunque está algo ajado, y quizá no es el que proporciona mejores vistas, tiene su encanto. Pegadito también está el Mirador das Portas do Sol.
- El más elevado es el Mirador de Graça. Ofrece una vista muy amplia, desde el Castillo hasta el Monasterio do Carmo.
- El Mirador de Santa Catarina es amplio, con sitio para sentarse y bastante ambiente. Recomendable por sus vistas al Puente 25 de Abril.
- El de San Pedro de Alcántara, en el Barrio Alto, también es muy visitado. Con jardines y bancos para sentarse, muy agradable.
- Idioma: Español – Duración: 3h
- 44 opiniones [10]
Lo que sí te dirá cualquiera es que Lisboa se vuelve una ciudad mágica con la puesta de sol. Si tienes ocasión, vete a cualquiera de estos lugares al atardecer y relájate un rato contemplando la ciudad a tus pies.
Qué ver en Lisboa en un día
Si solo puedes dedicar un día a conocer la ciudad lo que te aconsejo es que no te compliques mucho poniéndote metas, salvo que tengas un interés especial en ver tal o cual sitio. Si te pones objetivos concretos puede que pierdas demasiado tiempo ubicándote y en los traslados.
Mi recomendación es que el tiempo disponible lo dediques a caminar. Date un paseo por zonas amplias, párate en las plazas, en los escaparates, en algún café… Conecta todo lo que puedas con el ambiente de la ciudad.
Lo primero que vas a conocer es la Baixa y sus plazas. Quizá puedas bajar desde Restauradores y sumergirte de lleno en el ajetreo del Rossio. Al lado tienes la Plaza de la Figueira, donde si hay suerte encontrarás alguna feria o minimercado.
A ver si encuentras en esa zona la Livraria Simão, que con sus 3,80 m2 es la más pequeña de Portugal y dicen que del mundo.
Luego puedes ir hasta la Plaza del Comercio por alguna de las dos peatonales, Rua Augusta o dos Correeiros, llenas de tiendas, terrazas, restaurantes y espectáculos callejeros.
Por la tarde te recomiendo perderte en la Alfama. Perderte, literalmente, porque las callejuelas son intrincadas y tratar de guiarte por un mapa solo te hará perder tiempo y paciencia. Si anochece, busca un lugar alto para ver la ciudad.
Y quédate a cenar. Hay montones de pequeños restaurantes, muchos con mesas diminutas en la calle, aprovechando espacios imposibles. Si oyes música vete en esa dirección. Seguro que puedes tomarte algo escuchando los tradicionales fados. La gente suele ser muy amable y, a veces, si no hay sitio, es posible compartir mesa.
Qué ver en Lisboa en 2 días
Con dos días ya te da tiempo a ver un poco más. En la visita a la Baixa y la Alfama quizá puedas dedicar un poco más de tiempo. Mi recomendación es programar una visita al castillo y ver la ciudad desde lo alto.
De nuevo abajo, es posible que te topes con la Feira da Ladra, o de la ladrona. Merece la pena que te pares un rato: puedes encontrar artículos insólitos de segunda mano (o tercera, o cuarta…).
Además, deberías sumar los otros barrios más conocidos de la capital portuguesa: Chiado y Barrio Alto. Este último te lo recomendamos por la tarde, para que puedas quedarte a cenar y conocer un poco a la noche lisboeta.
Qué ver en Lisboa en 3 o 4 días
Es momento de alejarse del centro rumbo a Belém. Hay mucho que ver allí. El Monasterio de los Jerónimos es casi una obligación, al menos su claustro. Luego, el Monumento a los Descubrimientos y la Torre de Belém. Si el tiempo es bueno, en el parque contiguo seguro que hay instalados foodtrucks y puedes darte un refrigerio.
Si dispones de un ratito extra, es muy curioso el Museu Nacional dos Coches, donde se exponen carruajes, coches y carrozas de distintas épocas.
¿Que te sobra una mañana o una tarde y quieres meter un ingrediente extra? Te propongo que visites el LX Factory. Un mercadillo para ver arte y diseño; cafés, restaurantes, workshops, conciertos… Un resumen de la vanguardia lisboeta. Que si es hipster, hippie-chic… Lo mejor es que te des una vuelta y le pongas tu propio calificativo.
Museos en Lisboa
El domingo es el día mágico, ya que por la mañana se puede entrar sin pagar en casi todos los museos y atracciones más importantes de la ciudad, como la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos o el Museo del Fado.
Muchos reservan el primer domingo de mes para esa entrada gratuita, como el Museo del Azulejo o el Museo de la Marina.
Aquí tienes una lista completa de los museos de Lisboa, para que compruebes los horarios del que más te interesa. De todos modos, te dejo los cinco que para mí son imprescindibles:
- Museu do Fado. Si quieres entender a los portugueses, tienes que saber que el Fado es más que un estilo musical. Aquí te explican su historia. Si te interesa el tema, puedes acercarte también a la Casa Museo Amàlia Rodrigues.
- Museo Nacional del Azulejo. Otro clásico de la cultura lisboeta (y portuguesa). Seguro que has visto azulejos por toda la ciudad: aquí entenderás por qué.
- Museu Nacional dos Coches. Uno de los museos más visitados de Lisboa está en el Palacio de Belém. Carruajes de caballos de los siglos XVII, XVIII y XIX.
- Museu Calouste Gulbenkian. Más de 6.000 piezas de arte antiguo y moderno provenientes de fondos privados, entre las que destacan el Beso de Primavera de Rodin y el Retrato de un anciano de Rembrandt.
- Museo de la Marina. Está dentro del Monasterio de los Jerónimos, así que son dos visitas en una. Ofrece un recorrido por la historia naval portuguesa. Recuerda que esta es tierra de grandes descubridores, así que hay mucho que contar. Sin salir del recinto del monasterio, también puedes aprovechar para visitar el Museo Nacional de Arqueología.
Playas de Lisboa
Aunque la ciudad en sí no tiene playa, estamos en la costa y basta desplazarse un poco para encontrar lugares para bañarse (ojo, con cuidado, el Atlántico no es una broma). El distrito de Lisboa se extiende hacia el norte y comprende zonas tan playeras (y cercanas) como Cascais o Estoril, para jornadas tranquilas y familiares.
- Idioma: Español. Duración: 8h
- 2189 opiniones [9,3]
Si tienes ganas de hacer un poco de ejercicio y te animas un poco más al norte, unos 50 km, puedes llegar hasta Ericeira. ¿Te suena el nombre? Si eres aficionado al surf, seguro. Ocho kilómetros de playas consideradas una reserva de surf en Europa.
Y si te aventuras hacia el sur, más playas. Cruza el Puente del 25 de Abril y acércate a la Costa de Caparica. La playa más cercana es Cova do Vapor, pero el arenal es inabarcable: ¡nada menos que 30 km de playa!
Como verás, es imposible nombrarlas todas. Solo te dejo algunos nombres para tentarte y que contemples la posibilidad en tu viaje de hacer un alto en el camino para tumbarte en la arena.
Qué visitar y hacer con niños
La verdad es que Lisboa tiene unas cuantas cosas interesantes para hacer si viajas con tus peques y quieres darles un respiro. Te paso unas cuantas de las que me parecen más atractivas para ellos:
- El Planetário Calouste Gulbekian se encuentra en Belém, al lado de los Jerónimos. Hay sesiones sobre temas distintos, consulta los horarios, y en verano programan actividades orientadas por edades a partir de los tres años.
- El Oceanário siempre es un acierto, en el Parque de las Naciones. Los niños verán todo tipo de peces, pero además anfibios, algas, pingüinos y pequeños mamíferos habituales en el hábitat marino. Los niños se van encantados y los padres… también.
- El Pavilhaõ do Conhecimento, también en el Parque de las Naciones, es un museo interactivo dedicado a la ciencia. Muy divertido. Lleno de experimentos en los que pueden participar. En época estival tienen la Noite do Museu. Para ti… no sé, pero para ellos seguro que es una experiencia de la que no se olvidan.
- Si tus niños son buenos “visitadores” de museos, el Museu Nacional de Coches seguro que les llama la atención: ¡pueden ver de cerca las carrozas de los cuentos!
Y una cosa que les va a encantar es que viajéis en tranvía. No ha de ser necesariamente el 28, que irá hasta arriba de gente. Cualquiera de los que circulan por la ciudad vale. Y al menos uno de los elevadores. El elevador da Glória, con todos sus grafitis, les va a llamar muchísimo la atención.
¿Y ya se han quedado pegados al escaparate de alguna pastelería? Pues eso. Hay que darse el gustazo.
Otros consejos para tu viaje
¿Compensa la Lisboa Card?
Si quieres conocer la ciudad a fondo, te interesa la Lisboa Card. Te la puedes comprar para 24, 48 o 72 horas.
¿Qué te ofrece?
- Libre circulación en metro, autobuses, tranvías y ascensores (red de transporte público Carris)
- Entrada gratuita en 35 museos y monumentos
- Descuentos en algunos servicios turísticos y tiendas.
La verdad es que compensa solo si vas a utilizarla realmente. Si únicamente vas a estar un día, por ejemplo, quizá no vayas a aprovechar lo que te ofrece. Te sugiero que antes de adquirirla te hagas un plan realista de actividades y visitas.
¿Cómo funciona el transporte público?
Lisboa tiene metro, autobuses, tranvías y ascensores (recuerda que la ciudad está en cuesta). El funcionamiento es muy similar a cualquier otra ciudad europea, así que ahí no vas a tener problemas.
Si quieres hacer mucho turismo, recuerda que la Lisboa Card incluye libre circulación en cualquier transporte público de la ciudad.
Si solo quieres una tarjeta para el transporte público, lo más cómodo es la Tarjeta 7 colinas o Viva Viagem. Se compran en las estaciones Carris y en general puntos de venta autorizados.
Tienen un diseño distinto pero básicamente valen para lo mismo: se recargan las veces que haga falta. Puedes comprar un billete sencillo (cuesta 1,50 €) o uno diario (6,40 €), que te permite un número ilimitado de viajes durante 24 horas.
¿En qué época del año es mejor viajar?
El verano es el momento en el que más actividades se concentran. Es la verdad, pero también es cuando te vas a encontrar más turistas.
Si quieres escapar un poco de eso, prueba a ir al final de la primavera o principio del otoño: menos gente y menos calor.
Aunque si las aglomeraciones no te importan mucho, anota: 13 de junio, San Antonio. Ese día y los anteriores, Lisboa es una pura fiesta. Música, verbenas, vida en la calle y… ¡sardinas!
Un par de apuntes rápidos sobre las costumbres locales
Los horarios son más bien europeos, tenlo en cuenta sobre todo para las comidas. Si estás en zona turística, lo normal es que estén adaptados y sean más amplios, pero calcula la hora si vas a restaurantes pequeños fuera de los circuitos. No funcionan las 24 horas.
Sé educado y no levantes la voz. Otra vez parezco tu madre, pero es necesario en este caso. En Portugal son extremadamente corteses. Te darán las gracias varias veces, y todo te lo pedirán por favor o “com licença”. De los españoles se dice que gritamos mucho, ¿será tópico o realidad?
¡Cálzate en condiciones!
No te lo dice tu madre, te lo digo yo. El empedrado de la ciudad ya es bastante irregular de por sí, así que lo aconsejable es calzado plano y cómodo. Los zapatos bonitos déjalos para otra ocasión.
Pero es que además no siempre está arreglado. Si no vas atento puedes encontrarte con un socavón que te arruine un pie y las vacaciones.
Y lo último que tengo que decir: esos famosos mosaicos ¡resbalan muchísimo! Si llueve y no vas atento, puedes darte un buen piñazo sobre una preciosa calçada portuguesa con motivos florales o marineros. Eso sí, saca foto, porque son una obra de arte.
¿Se puede comer barato?
Se puede. Hazte usuario de las pastelarias. Aunque venden pan y dulces, el concepto es más amplio. Ofrecen comidas sencillas, ensaladas y sopas (¡sí, sopas en verano: anímate a un caldo verde!), bocadillos, sandwiches y plato del día. Luego, por supuesto, un café y una nata.
Cuidado con los carteristas
Es el típico consejo para turistas, pero no deja de ser cierto. Ten cuidado en los lugares con mucha aglomeración. En concreto, siempre advierten de este tema al subirse al tranvía 28. Por algo será.
Atención, fumadores
En Portugal hay ley antitabaco y en teoría no se puede fumar en locales públicos. La práctica… es otra cosa. A tu criterio queda.
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